sábado, 16 de junio de 2007

Geochelone chilensis y cya


La llamada tortuga de tierra argentina (Chelonoides chilensis) fue descrita 1870 por el zoólogo Gray, a partir de unos ejemplares procedentes de puertos chilenos, de ahí su nombre específico en latín. Sin embargo, con el paso de los años se supo que no hay tortugas en Chile, por lo que la controversia acerca de la nomenclatura acompaña a la especie desde su identificación. Otras variedades de tortugas argentinas han generado problemas taxonómicos, ya que existe disparidad de opiniones sobre la clasificación de lo que se denominó "complejo chilensis". En efecto, en 1973 Freiberg describió otras dos variedades taxonómicas (taxones) muy cercanas a la chilensis: la tortuga de tierra patagónica (Chelonoides donosobarrosi) y la tortuga de tierra cuyana (Chelonoides petersi). Para algunos autores, estas tortugas no serían más que variedades de la C. chilensis; mientras que otros les otorgan la categoría de subespecies e, incluso, de especie. En los últimos años, estudios de la estructura de los huesos de esas tortugas parecen confirmar las diferencias existentes entre C. chilensis y C. donosobarrosi. El hecho de que las tres tortugas se comporten como simpátricas -es decir, ocupan simultáneamente el mismo territorio- en aquellos lugares en que superponen sus áreas de distribución aumenta la complejidad del problema de su clasificación taxonómica.

Estas tortugas, auténticas reliquias australes del género Chelonoides, presentan las mayores afinidades con las tortugas gigantes de las Islas Galápagos (Chelonoides elephantopus o CheIonoides nigra). Integran el mismo conjunto al que pertenece el género Gopherus de los desiertos de México y sur de los Estados Unidos. En todos estos casos, constituyen formas que han alcanzado un elevado grado de adaptación a los ambientes áridos donde viven.

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